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miércoles, 17 de julio de 2013

Gente buena que me hace feliz

El 70% de lo que sueño se cumple (el 30% restante creo que generalmente ni lo quiero cumplir). Obviamente mis sueños son totalmente alcanzables y los he logrado trabajando con mucho esfuerzo, pero definitivamente la suerte también es un componente que siempre ha estado de mi lado. De hecho la mayoría de las veces se disfraza de personas que aparecen justo en el momento indicado: familia, amigos, colegas, novios, compañeros de estudio, de trabajo, etc. Otras veces la suerte se ha disfrazado de desconocidos y últimamente son los que más me han asombrado .

En este último grupo se encuentran dos personas que me han regalado motivos para sonreír y recordar que los buenos somos más y por eso quiero resaltar dos “simples” hechos en los que se ven involucrados. Hace algunos meses necesitaba conocer cierta información sobre la beca de Colfuturo y, gracias a la maravilla del Internet, contacté a muchas personas desconocidas por Linkedin con el fin de encontrar respuestas. Pensé que todos iban a responder con excusas de tiempo, pero hubo una persona que me sorprendió por su extrema amabilidad (además que es de Bogotá…chiste regionalista, sin ofender). Desde entonces, no sólo me ha ofrecido su completa colaboración, sino que resolvió mis dudas, leyó mi ensayo, me envió recomendaciones y hasta me consiguió habitación para vivir y todo por medio de cortos mensajes de Linkedin… Esto es demasiado.

Por otra parte, pero usando los mismo medios, contacté a una persona de Italia que estudió exactamente la misma maestría que yo voy a estudiar. Mi idea era lograr una corta opinión sobre el programa, pero resulta que también me ofreció su número de teléfono, recogida en la estación del metro e incluso un tour por la universidad y los sitios de la ciudad. Definitivamente estoy hecha. Me gusta agotar todas las posibilidades, pero la verdad nunca pensé encontrar gente tan amable. Y no es que yo sea mala gente y esto me parezca salido de un cuento, pero hay que reconocer que las personas ya viven muy ocupadas como para ayudar a los demás. Ahora solo quiero que alguien me escriba a mí y que sea yo quien pueda devolverle tanta amabilidad al mundo. 

A veces olvidamos que hacer feliz a la gente es tan fácil como sonreír, responder amablemente, regalar cumplidos y sobre todo agradecer. Si todos hiciéramos diariamente algún gesto pequeñito por los demás viviríamos en un mundo mejor (frase de cajón necesaria). Desde ahora trataré de recordarlo, sonreír a extraños, acompañar al que pide indicaciones, leerle los precios a las viejitas en el mercado, mejor dicho, estar atenta para ayudar a los demás. 


1 comentario:

  1. Es la verdad me encanta tu escrito. Asi debe ser la vida todo se vuelve una cadena de favores.

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