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miércoles, 4 de diciembre de 2013

You did what?

Creo que generalmente me preocupo demasiado por el futuro y alguien me dijo que también soy muy dramática. Creo que finalmente soy un poco de esto y de aquello, pero definitivamente soy soñadora. Más de uno se habrá aguantado mi sermón de "todo es posible, solo hay que lucharlo un poquito más, seguir las metas, soñar, soñar, soñar". Hoy conocí a alguien que tiene lo que considero unos de mis trabajos perfectos, así que esta entrada no es más que la misma cantaleta de apoyo moral.

Resulta que la universidad en la que estoy estudiando se encarga de realizar charlas con algunos traductores para que nos cuenten sus experiencias. La de hoy prometía ser muy interesante porque se trataba de una traductora que nació de una pareja de artistas: el músico español Ramón Farrán y la escritora y traductora inglesa Lucia Graves (hija a su vez del escritor Robert Graves). Si no ha escuchado a ninguno de ellos, es usted totalmente ignorante, al igual que yo. 

Lo interesante de esta charla llegó cuando me di cuenta de que la invitada era traductora y cantante para el doblaje de películas de Disney. Desde que entró al auditorio, Natalia Farrán Graves se robó las miradas de todos, pero hubo un poco de descontento cuando confesó no haber estudiado traducción. En fin, igual era trilingüe, había interpretado a varios famosos y doblado a algunos otros; no había nada que hacer, la chica tenía experiencia. Pero lo que nunca me imaginé era que ese día me iba a sentar a escuchar a la traductora de las canciones de The Nightmare Before Christmas para la versión en Castellano. Esta charla salvo la maestría y la deuda que me espera en Colombia. Estaba escuchando a la mujer que tenía mi trabajo soñado, tenía que saber cómo lo había logrado. 

Sus respuestas fueron comunes y silvestres: aprovechó las oportunidades, supo cómo jugar cada ficha y trabajó con determinación. No puedo resumir su charla, pero recuerdo que además durante la sesión de Q&A, la conferencia se convirtió en una especie de grupo de rehabilitación para traductores; lo único que nos faltó fue presentarnos apropiadamente: “mi nombre es Liliana y soy traductora”. 

Yo, al igual que muchos otros, quedé descrestada; tuve la oportunidad de escuchar un poco sobre los procesos de Disney y eso me dejó feliz. Pero finalmente lo único que quiero resaltar y recordar de esa conferencia en particular, ya que seguro no recordaré el nombre de esta chica, es que obviamente cualquiera puede ser traductor de Disney porque la posibilidad existe, así que solo hay que trazar una ruta y seguirla. Aún no me trazo la mía y no estoy segura de qué es lo que quiero, pero valió la pena llenarse de esperanza en esta ocasión.

4 comentarios:

  1. Q buena nota lilo, nosotros mismos somos los que fijamos los limites de hasta donde queremos soñar un abrazo

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  2. Que buena publicacion, estare esperando la proxima (como niño esperando el 25 de diciembre, en la mañana).

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  3. Lili me volví fan de tu blog, que Chevere todas esas experiencias,e se entusiasmo tuyo y ese soñar constante también me inspiran a mi, sigue escribiendo cositas :)

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